Protocolo de los rituales con velas

Llegados a este punto, comprenderéis que las velas usadas en rituales deben tratarse de un modo específico. Además de las especificaciones de las que hablaremos más adelante, queremos incidir en otros aspectos de gran relevancia.
Es fundamental elegir cuidadosamente la ubicación donde se va a dejar que la vela se consuma hasta cumplir su labor. Dentro de las distintas tradiciones religiosas, existen en los templos, lugares santos, ermitas, iglesias o altares, lugares específicos para las velas que además de garantizar la seguridad de las instalaciones pueden acrecentar el valor simbólico del acto. En caso de que nos decidamos por realizar el ritual en nuestro hogar, debemos extremar las precauciones. Es preferible que preveamos cuánto tiempo vamos a poder dedicar al cuidado de la vela porque no es recomendable encenderla y apagarla más de una vez. Aunque se trate de un velón, ya protegido por su camisón plástico, habrá que asegurar una base firme. Para las bujías se recomienda un portavelas, un candelabro o una superficie plana poco porosa.                                                  
Encenderemos siempre las velas con una cerilla o fósforo preferiblemente de madera, jamás con un encendedor.
Existen otras consignas de obligado cumplimiento, como la de no apagar jamás una vela con la cera de otra vela.
Aunque muchos autores aseguran que jamás hay que apagar una vela soplando, e indican hacerlo siempre con un apagavelas o una cucharilla, podemos recomendar lo contrario. Nuestro hálito, nuestro soplido contribuye a vincular nuestro poder: para ello, si queremos alejar de nosotros las influencias de la vela, el soplo debe ser simple. Pero, si por el contario, queremos impregnarnos de sus efluvios, colocaremos la mano por detrás de la llama antes de soplar. La mano actuará como pantalla que nos devuelva parte de ese mágico ritual.

Para fortalecer la incidencia o exclusividad del ritual y para personalizar la vela, se inscribe el nombre de la persona empezando por la base y acabando cerca de la mecha. El ritual cobra fuerza si se consulta oportunamente el color que se asocia con la petición, si se tiene en cuenta el día de la semana, del mes, o el año. También se potencia acompañándolo con el incienso apropiado y la piedra oportuna. Son más efectivas las velas ungidas (untadas con un aceite, agua de mar o fluido preparado para tal fin) o las que incluyen un elemento asociado en la mezcla con la cera.