Especialidad mágica II

Las personas versadas en magia recurren a los solsticios de verano y de invierno para armonizar su fuerza con la de los ciclos de la naturaleza.



(TABLA DE ACEITES PERFUMANTES PARA UNCIR LAS VELAS)

COLOR

FUNCIÓN PRINCIPAL

DÍA

NÚMERO

RojoAmor, sexo   Martes 3
AmarilloRiquezaMiércoles 1
BlancoPara todo usoLunes 2
Azul claroSentimientos, amor Viernes 6
Azul oscuroVoluntadViernes 5
Verde Salud, EsperanzaSábado 7
NegroProtección, limpiezasLunes 8
LilaProtección, inspiraciónViernes 3
MarrónIluminación, felicidadJueves 4
GrisEspiritualidadMartes 5
RosaAmor  Viernes 6
DoradaTrabajo, riquezaJueves 5
PlateadaPlenitud, espiritualidadMartes 9

 

 

 

 

 

 

 

Juan Antonio Hernández Marín nos comenta que ésta sería la pauta general, pero que hay que ser muy rigurosos, porque hay rituales específicos que contravienen la norma y deben ser seguidos al pie de la letra. En las velas más elementales la gama de colores es muy amplia pues trata de dar respuesta a los propósitos personales de cada uno. Catorce colores distintos se completan con una vela que contiene siete colores o siete poderes. Esta vela multicolor puede leerse de muchas maneras porque cada color puede corresponder a un día distinto de la semana y a la vez a un planeta. Al parecer tiene un gran arraigo con el universo más holístico. La atenta vigilancia de esta vela permitiría el consumo de cada porción según el día de la semana en que uno se encuentre, empezando por el lunes. En esa constancia se conseguiría un refuerzo del poder invocatorio de un solo deseo, o bien la realización de un propósito distinto por semana. Esta candela es excepcional al ser la única que admitiría deseos distintos. Se recomienda que una vez se haya encendido una vela para una intención concreta, debe dejarse que se consuma hasta el final. La falta de tiempo muchas veces nos impide tener cuidado de la vel; aunque tengamos que interrumpir la llama y retomarla en otra ocasión, lo que no deberá variar es el motivo. Insistimos en que hay que estar pendiente de las velas por motivos obvios de seguridad, no deben dejarse nunca solas, ni deben encenderse sin haber despejado el perímetro de posibles elementos inflamables: También debe tenerse a mano un recipiente con agua que eventualmente permita extinguir un improbable fuego, pero además su observación favorece la meditación y el hallazgo de valiosas perspectivas sobre aquello que nos inquieta o anhelamos.
Las velas más populares son las rojas -que atraen el amor-, las amarillas -la prosperidad-, además de la negras -que alejan negatividades- y las blancas -que hacen las veces de un comodín-. En los tiempos que corren han cobrado especial relevancia las velas de color verde oscuro que atraen el trabajo y la salud.  La vela más espiritual es la lila, color de la comunicación y de la intuición, que relaja ambientes y proyecta la clarividencia. Las menos vendidas son las grises, específicas de las actividades intelectuales y éxito académico. Éstas muchas veces son sustituidas en tal función por las velas de color azul oscuro.
Las velas más pequeñas duran unas tres horas, las siguientes son las de siete horas. Corresponderían a peticiones sencillas o son usadas combinadas unas con otras. Deben colocarse sobre un candelabro o portavelas que las sostenga y garantice no sólo que no se manche la base sino sobre todo que no se vuelquen.
Los más completos son los velones que duran tres días, se asocian a la deidad, el santo o la tradición que las inspira y suelen ir acompañados de una invocación, una oración que resulta más efectiva según la fe que se le profese. San Judas y San Pancracio se llevan la palma entre los fieles. El primero porque ofrece un gran apoyo en los casos difíciles y el segundo por su conocida relación con el éxito laboral. No únicamente los velones de la órbita del santoral católico tienen cabida entre los éxitos de ventas de Karma. Deidades sincréticas venidas de ultramar han ido conquistando terreno tanto entre la clientela venida de lejos como entre la autóctona. Según sigue explicándonos nuestro experto, hay una gran influencia de la santería. Las personas versadas en los influjos de Yemanyá,  o de la Pomba Gira, usan con mayor frecuencia las tres potencias que la ya mencionada de siete colores. Oxú, Ogún, Xangó y Eleguá también tienen su velón.
Las velas irradiadas son aquellas que se han cargado mediante la exposición de su última capa a la luz de la Luna. Eso las prepara para los rituales.
Las velas de cera virgen son maleables y las conforma una espiral que al abrirse puede albergar una foto, una petición o un ritual. Una vez se despliegan, se las puede moldear cuidadosamente según la pericia de cada uno y la fuerza simbólica que uno le quiera imprimir.
Las velas de miel tienen como objetivo suavizar situaciones, armonizar, y se usan frecuentemente para las peticiones de amor, pero no únicamente; resulta también muy indicada en la promoción de la paz familiar. Hay quien afirma que la miel es el símbolo del “Yo superior” y que ayuda a potenciar trabajos porque es muy positiva. Su influencia es tan significativa que la podemos encontrar en distintas modalidades. Las velas más genuinas son las que contienen miel proveniente de los enjambres y son fácilmente reconocibles por los hexágonos que dibujan la superficie. Las que incluyen miel en su composición son más cercanas a las convencionales y sugieren el color del preciado producto de las abejas. Nos consta que hay personas que para las peticiones importantes realizan un triángulo con tres velas distintas en las que al menos una de ellas es necesariamente de miel.
Las velas de coco son muy buenas para limpiar y purificar, desprenden un maravilloso olor que también contribuye a envolver el ambiente de un modo particular. Las velas de canela también traen armonía, aunque tienen un matiz más material, menos sentimental. La canela es una especia de Sri Lanka muy apreciada en todo el mundo y muy arraigada en la península ibérica, tanto por su uso alimenticio como por las propiedades curativas que se le atribuyen.
La vela de ruda refuerza la intención de la limpieza de energías negativas.