Vela se escribe con V de Vida
El escritor cubano José Martí dijo una vez: “La sencillez es grandeza”. Son éstas dos magníficas cualidades que definen las velas. Hoy, como hace cientos de años, y como probablemente en el futuro, las velas iluminan nuestros rostros, nuestros sueños, nuestras esperanzas, los momentos más cruciales de nuestra vida. Esos cilindros de combustible sólido, atravesado por una mecha o pábilo, son mucho más que un sistema ancestral de iluminación, son una proyección de la vida. Una vida multidimensional porque ilumina físicamente los objetos materiales que se encuentran a su alrededor y porque las candelas iluminan también aspectos internos que buscan forjarse con la energía universal. Esos sencillos medios de recreación del fuego permanecen, casi invariables, a lo largo de las eras y de las barreras geográficas. Desde los primeros humanos que vieron sorprendidos que las grasas animales o sebos tenían la propiedad de alimentar las llamas, hasta las velas ritualizadas y multicolores de hoy, han pasado muchas, muchas cosas. Las velas han sabido mantenerse al servicio del hombre y de sus sueños, conservando su esencia, desafiando al tiempo y al espacio.