Especialidad mágica I

Las velas para Karma representan en la sección de venta de artículos al detalle un porcentaje muy importante: en torno al 75 %. Parte del éxito de este producto reside en que nos esmeramos en que sean de calidad y que su proceso sea lo más natural y fiel a los preceptos de fabricación. Personas que podríamos considerar escépticas no renuncian a apelar al poder de las velas cuando algo les preocupa o les obsesiona. Algunos clientes acuden con rapidez y saben muy bien lo que quieren, otros piden consejo. Los profesionales insisten en que hay tal variedad de velas, y rituales ligados a las mismas, como necesidades humanas.
La clientela es mayoritariamente femenina aunque no faltan varones que reclaman el auxilio de Universo para conseguir a la mujer o el trabajo que desean. Las edades de la clientela oscila. Las personas de más edad suelen acudir con reclamos para la familia, con preocupaciones del entorno inmediato. Una actitud demasiado proteccionista sobre los hijos hace que muchas madres canalicen sus energías interviniendo, a veces en exceso, en la vida de los mismos, aunque casi siempre con la mejor de las intenciones y en virtud de lo que saben de ellos. Muchas madres quieren evitar a toda costa que sus hijos se equivoquen. Los clientes más jóvenes acuden en busca de algo enfocado hacia ellos mismos, normalmente en asuntos de pareja o de atracción sexual. Los hombres que nos consultan para conseguir que las velas les aporten trabajo o clientela abren su corazón reclamando rituales para consolar o llenar el vacío sentimental.
Tras casi dos décadas de atención a clientes compradores de velas en Karma, Juan Antonio confirma que hay una constancia en los perfiles, una manera consolidada de las personas para entender el poder de las velas. Más allá de que haya crecido la conciencia sobre el poder de la atracción y de que haya avances intelectuales que lo justifican, como los de la física cuántica, en las peticiones a las velas hay una continuidad inquebrantable.
Dice Juan: “La vela es una herramienta que por sí sola no hace nada. Yo siempre pongo el ejemplo del martillo, lo puedes usar en positivo o en negativo. Puede servir para clavar el clavo del que colgará un precioso cuadro o se puede golpear con él a alguien en la cabeza. Pero sin la fuerza del usuario no se dan ni una cosa ni otra; y esa fuerza es canalizada a través de la vela. Su coste no garantiza su efectividad, pues una vela de 200 euros sin fe no sirve”.
Se venden en general todo tipo de velas; las preparadas son de gran comodidad porque simplemente hay que seguir las instrucciones que las acompañan. Hay velas con hierbas, con aceites, o con algún elemento metálico de elevado poder simbólico. Las velas preparadas ya vienen “vestidas” y no necesitan de ningún acto particular por parte del consultante para poder obtener toda su efectividad. Vestir una vela mediante la unción con un aceite adecuado significa aumentar su poder.


Las velas de gama básica permiten la elaboración personal de un ritual que las potencie. La dirección en la cual se realiza la envoltura oleosa de las candelas es importante. De este modo, si lo que se pretende es atraer un bien la vela se “vestirá” de arriba a abajo, es decir, desde el pábilo a la base, en el sentido en el que se consume. En caso de que uno quiera librarse de algo que entiende como negativo debe hacerlo a la inversa. El objetivo, o la intención, estarían pues en “limpiar”. Otro refuerzo muy conocido es el que recomienda inscribir con una aguja el nombre de la persona que debe recibir el favor del universo. Hay quien recomienda el nombre completo, hay quien prioriza la fecha de nacimiento y hay quien se centra exclusivamente en el propósito. De nuevo el sentido de la grabación será de positividad y se hará desde el pábilo a la base y, si es de corte o desactivación, al revés. La manera más gráfica de identificar al destinatario sería asociar a la vela una foto de la persona por la que se consulta. Los velones van recubiertos de un plástico de seguridad que permite contener la cera sin ensuciar la superficie ni requerir un candelabro. Entre ese plástico y la vela en sí puede introducirse la foto.
Según textos consultados, también puede ser interesante magnetizar la vela con la mano pues, aunque de manera menos evidente que en algunos cuerpos metálicos, todos los objetos son susceptibles de captar la fuerza magnética transmitida.
No poner en práctica todo esto no impide la efectividad de la invocación. No podemos dejar de insistir que lo importante es la fe depositada, la fortaleza de la intención y la constancia. Obviamente cuantos más elementos de refuerzo se despliegan sobre la vela más claro estará que confluyen la fe, la intención y la constancia. Así que una vez elegidos la vela adecuada y el momento oportuno, se acompañe de los complementos precisos y se incluyan los refuerzos con la concentración mental plena, la vela funcionará.

 

El momento adecuado para encender la vela tiene que ver con la luna y con los días de la semana. Consultar un calendario lunar ayudará a sincronizar los propósitos de incremento con los cuartos crecientes y los de disminución con los menguantes. No todos los días de la semana son igual de potentes para todos los propósitos; lo ideal es combinar la Luna con el día. Algunos autores también señalan unas determinadas horas del día como más propicias, en función del objetivo de la petición. Habría una franja horaria asignada a cada propósito que, de ser tenida en cuenta, reforzaría la satisfacción de lo pedido. No hemos encontrado un acuerdo mayoritario que avale esta idea.
A lo largo del año hay días especiales, fechas emblemáticas que refuerzan nuestras peticiones o reclaman que consolidemos nuestra dimensión espiritual. En el Mediterráneo destaca la noche de San Juan, pero en todo el mundo es muy significativa la noche de Fin de año. La última página del viejo calendario y la primera del nuevo deberían poderse enlazar con la luz de una o más velas. Una para agradecer lo bueno pasado, otra para proteger de lo malo y una tercera cargada de buenos propósitos.